Huella imborrable, Willie Pep

Noche de Boxeo
By Noche de Boxeo 4 Min Read

Gugliermo Papaleo alias Willie Pep. Artesano de las añejas doce cuerdas. El fuego fatuo (Will o’ the Wisp) elevó el boxeo a categoría de arte, una herencia que se mantiene hasta nuestros días.

En los años 40 y 50, ser campeón del mundo significaba ser el mejor del planeta en tu categoría de peso. Parece una obviedad, pero no lo es, solo hace falta fijarse en la actualidad y la absurda cifra de campeones que nos inunda cada vez que buscamos información en un medio oficial. En esos mismos medios, Willie Pep aparece como uno de los mejores pesos pluma de la historia.

 

El pugilismo tiene muy variadas formas y modos de concebirlo. Cada deportista y cada entrenador aplican una metodología de trabajo y la estrategia más beneficiosa para el boxeador, dependiendo de las aptitudes físicas y técnicas del susodicho. En el caso de Pep, su cabeza iba a otra velocidad totalmente distinta de la de los demás. La cabeza transmitía a las piernas y al resto del cuerpo los movimientos que debía hacer con unos reflejos felinos. Se puede decir que Pep era un gran estilista para la época actual, pero para aquellos años era invisible y mágico. Nadie le podía tocar. Al menos en sus mejores años, que fueron muchos.

Sus números los pueden buscar y su arte lo pueden volver a disfrutar en blanco y negro. Consiguió ser campeón del mundo en dos ocasiones, con un total de nueve defensas, sumando los dos reinados. Su bestia negra fue el gran Sandy Saddler.

Sandy Saddler vs Willie Pep

Cuatro veces cruzaron cuero, de las que solo una vez pudo salir victorioso. Combates muy sucios y toscos, la única forma de ganar a Pep era bajando al barro y armándole una guerra de trincheras. Años después, tuvo la mala suerte de vivir en primera persona un accidente de avión con varios fallecidos que le dejó alguna secuela, pero a los cinco meses ya estaba otra vez en el ring.

 

Pegar y que no te peguen, reza el manifiesto del gran pugilista. Willie Pep hacía honor a esa expresión, como el que más. Antes de toda la rivalidad con Saddler, Willie Pep era campeón mundial del peso pluma y solventaba sus enfrentamientos de manera brillante, haciendo parecer torpes a sus oponentes. El 25 de julio de 1946, se enfrentó a Jackie Graves, sin poner en juego su título en un combate a diez episodios. Reza la leyenda que Pep les dijo a todos los periodistas del ringside: «Mírenme en la tercera ronda, voy a ganarla, sin lanzar un solo golpe». Parece ser, que algún golpe lanzó, según reconoció el propio Willie Pep, pero la demostración de su talento aquella noche impresionó a todos. Se podía ganar sin apenas atacar.

Estoy aquí sentado traqueteando las teclas mientras cuento migajas de una gran historia de vida que no me deja de impresionar por muchas veces que la cuente. Es viernes, 19 de septiembre y me he dicho, hoy Willie Pep cumple años, 103. No está de más que alguien que desconozca la existencia de este gran deportista le llegue algo de su historia o, al menos, le suene el nombre y pueda indagar sobre él. Jorge Lera hizo lo mismo y aquí estoy años después.

 

Carlos Fernández

 

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