Felicidades Bonavena

Noche de Boxeo
By Noche de Boxeo 3 Min Read

Corría el año 1970 y el boxeo vivía un auge tremendo en los Estados Unidos de América. La división de los pesos pesados contaba con una ristra de contendientes y campeones digna de estudio. Floyd Patterson, Joe Frazier, Muhhamad Ali, George Foreman, Ron Lyle, Ken Norton, Larry Holmes y podría seguir. Nuestro protagonista de hoy es un campeón argentino de una fuerza sobrehumana, pero aun con mayor arte comunicativo. Carisma auténtico que generaba adoración en sus paisanos.

No encontraréis en los archivos de sus combates una técnica depurada, ni un estilo indescifrable. Ganas de crecer, todas. Su gente, apasionados hinchas argentinos, fervientes seguidores de sus representantes por el mundo, tenían tras de sí uno de los días más importantes para el deporte de su país y estaban listos y preparados para apoyar a su púgil.

La oportunidad: Subirse a un ring de boxeo en el Madison Square Garden de Nueva York ante Muhammad Ali. El día del pesaje la boca insaciable de nuestro chico soltaba provocaciones a cada rato, supongo para generar dudas en su rival, «gallina» «te voy a matar»  «te voy a arrancar la cabeza» «gonca (cagón)» «arrugaste para defender a tu patria en Vietnam, eh”, estos eran solo algunos de los improperios que el gran Muhammad Ali recibía con mirada atónica. Era su segundo combate desde la sanción debido a su negativa a alistarse en el ejército para ir a la guerra de Vietnam, como cualquier otro ciudadano.

Ali no se fiaba, y hacía bien en no fiarse. Consiguió noquear a nuestro protagonista en el decimoquinto asalto tras tumbarlo tres veces. No obstante, el combate fue duro para ambos. Muhammad Ali lo reconoció esto: «Ese golpe del noveno round me hizo sentir todo entumecido. ¡Bang! Shock y vibraciones fueron todo lo que sentí, solo por eso supe que todavía estaba vivo. Quiero decir que estaba sacudido. Sentía las vibraciones hasta en los dedos del pie. La única cosa que podía hacer, era demorar por un rato, hacer tiempo hasta que el aturdimiento se disipara. Un golpe más y Bonavena me habría liquidado. Pero no lo hizo».

También dijo que había sido su rival más duro hasta el momento. Un real gladiador.

Hoy cumpliría 83 años el gran Óscar «Ringo» Bonavena. No se pueden contar historias así, de gente que no haya hecho historia así. Felicidades Ringo.

 

 

Carlos Fernández.

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