Hablar de boxeo es hablar de competición, a veces, de arte en un ring, y otras tantas veces, de una guerra sin cuartel. Eso es lo que vimos el pasado sábado 10 de agosto, entre Vergil Ortiz y Serhii Bohachuk, una guerra en la que ambos llevaban un blindaje por explorar, pero unas armas ya demostradas en otras tantas guerras.
De testigos, los aficionados del Mandalay Bay, en Las Vegas.
Si bien, el ucraniano no había competido ante un pegador tan letal como Vergil, el americano tampoco había testeado su quijada y su aguante ante un non-stop y de pegada considerable, como es Bohachuk.
El resultado final, casi es lo de menos. Doce fueron los asaltos. Cuando pensaba que uno se estaba empezando a imponer, llegaba el ataque furibundo de su rival para contrarrestar esa opinión y seguir castigando la moral de su contrincante.
Me levanté de la silla varias veces, hubo combinaciones que tumbarían a cualquier animal selvático. Antes de este combate, yo tenía mis dudas. Vergil Ortiz es un prospecto barra realidad, que ha tenido algún contratiempo en forma de lesión y cuando estás en tu mejor momento, nunca es positivo parar un año de golpe. Ha vuelto por sus fueros, noqueando rivales y mi duda fue despejada el sábado, tanto para bien, como para mal. Ha demostrado un aguante inhumano, ha resistido golpes de ko, tras un asalto malo, se ha levantado moral y físicamente para seguir atacando y buscando la victoria con combinaciones al tronco que hacían encoger al ucraniano.
Si entro en la parte más negativa, creo que es más que obvia, faltó un plan B, este deporte es de inteligentes, está muy bien el corazón y el aguante, pero Vergil tiene mucho más boxeo del que demostró. Si ves que es imposible romper la voluntad de tu rival, creo que la mejor opción es sacar a relucir tu boxeo. Cuando se obceca en destruir al rival su defensa es nula, se olvida de que esto es boxeo y los golpes te restan carrera y por supuesto, te quitan toda opción a combatir con los mejores boxeadores del mundo, ellos (Crawford, Ennis) si se quitan golpes.
Bohachuk, por su parte, es un boxeador honesto, da lo que tiene sin remilgos. Nos ofrece guerra tras guerra, no exento de una buena técnica al precisar los golpes. En defensa tampoco me atrevo a exigirle, a Vergil sí, porque creo que tiene un gran futuro y me parece mejor boxeador, pero al ucraniano no le puedo poner muchos peros, se ha enfrentado a una máquina de picar carne y no solo ha resistido, sino que le ha puesto en muchos aprietos.
Combate para volver a ver más de una vez. Boxeo de cuerpo a cuerpo, sin apenas actuación del árbitro. Boxeadores haciendo su trabajo lo más limpio posible, pero a la vez, intentando hacer el mayor daño a su rival. De vez en cuando el cuerpo te pide disfrutar de estos combates, no todos están dispuestos a ofrecértelos, y lo entiendo, se puede boxear con mucha más precaución, pero a veces es lo cruel del boxeo, si fuera así, a lo mejor no estaría hablando de ellos.
Por cierto, ganó Vergil Ortiz por decisión mayoritaria. Veo correcta la decisión, a fin de cuentas, Vergil fue más constante en sus ataques, esa agresividad le dio muchos asaltos, a pesar de que le hicieron dos cuentas de protección, alguna por los pelos, pero sí, Vergil mereció ese triunfo tan ajustado.