Anoche en el SSE Hydro de Glasgow, volvía al ring el gran campeón escocés, Josh Taylor. Lo hacía en el peso welter. Justo un año después de su derrota ante el inglés Jack Catterall.
El recinto estaba a reventar. Taylor es una leyenda para el boxeo escocés y con el tiempo se agrandará esa leyenda. Un campeón indiscutido que ha dado grandes batallas con un boxeo de alta escuela. Josh Taylor merece cada aplauso y grito de aliento que le proporcionan sus paisanos.
Anoche, se enfrentaba a Ekow Essuman, un púgil nacido en Botswana, pero residente en Notthingham. Essuman es un tipo rudo y valiente como pocos. Solo tiene una derrota en su palmarés y ha dado varias sorpresas en los últimos tiempos. No era una perita en dulce para que el local se luciera. Eso lo teníamos claro.
Sin embargo, lo que tampoco cabía esperar, era un declive físico tan llamativo de Josh Taylor dentro del combate. Hay una inactividad que asoma la cabeza. Muy pocos combates en los últimos años. Lesiones, cancelamientos, retrasos, etc… Todo ello es una posible respuesta ante lo que pudimos ver anoche sobre el ring del SSE Hydro de Glasgow.
Taylor empezó arrollador, comiéndose a su rival por ritmo y por talento. Preciso y con chispa. Essuman asumió el castigo y fue poco a poco intentando contestar al púgil escocés, para que no cogiera tanta confianza de primeras. Ambos sentían el poder del rival.

Todo cambió en la segunda parte del combate, aquí es donde yo creo que llega una de las claves del pleito y del posible futuro de Josh Taylor. Si habéis seguido la carrera del tornado escocés, y veis la actuación de anoche, se pueden analizar varios puntos. Para empezar, Josh Taylor hace unos años jamás habría recibido tantas manos rectas de un púgil más lento que él. Después, Taylor siempre ha sido alguien que imprime un ritmo infernal y si no te puede desarbolar por técnica y rapidez, te gana por ritmo (un ejemplo es ante Regis Prograis). Nada de eso se le vio ayer. Vimos a un Taylor agotado, que dejaba la iniciativa a su rival y que en cada asalto lanzaba menos, aun viendo que se le podía escapar el resultado. Essuman aprovechó la tesitura para conectar manos muy vistosas para los jueces, Taylor no tenía respuesta para ello. El bajón físico era evidente. Cuando éste acortaba la distancia, Essuman no perdía ocasión de castigar abajo. Los últimos asaltos fueron una lenta agonía para Josh Taylor, que si bien no parecía peligrar el que llegara al final de la ruta, no fue capaz de cambiar el curso de los acontecimientos.
Repito, ¿Inactividad? ¿Edad? ¿Falta de ambición? Todo son conjeturas, lo que sí puedo decir, es que Essuman realizó una segunda parte del combate espectacular. Que le llevó a una victoria por decisión unánime, (112-116; 113-116; 113-115) fueron las puntuaciones. No le quito ningún mérito al púgil de Notthingham.
Estaremos muy pendientes del futuro de Josh Taylor y de los grandes combates que le puedan llegar a Essuman.