New York está acostumbrado a los mayores espectáculos y a los desfiles de estrellas por sus calles. Anoche, todo eso no evitó que una multitud enorme de gente se agolpara a las afueras del perímetro situado para la celebración de una velada de boxeo en Times Square. En la que, únicamente, pudieron tomar asiento la gente invitada por los organizadores.
Los púgiles llegaban a su presentación en autos de verdadero lujo, ante el griterío y bullicio de la gente ubicada en el camino hacia el ring.
En un sitio icónico por el que han pasado personas de todas las partes del mundo y los que no han estado lo conocen por películas, series, etc…tenía lugar una velada con un menú degustativo para todo tipo de paladares. Estaban, los estilistas (Haney, Barboza Jr), los ofensivos (Ramírez) y los explosivos (Teófimo, Ryan García).
Sobre el papel, no solo el sitio era ideal, sino que, los combates darían que hablar.
Para empezar, debutó con victoria el japonés Reito Tsutsumi, gran promesa de su país gracias a su gran carrera amateur. Anoche ganó los seis asaltos que conformaba el pleito, al americano Levale Whitthington.

Daba inicio el primer plato fuerte del evento con un campeonato mundial en juego. Teófimo López realizaba su tercera defensa WBO, del peso superligero ante Arnold Barboza Jr, que venía de ganar a Jack Caterall en su territorio. Barboza Jr es un púgil complicado, no expone apenas nada y con los pilares básicos del boxeo te puede ganar un combate. Ahora bien, anoche tenía enfrente a un fuera de serie, más rápido y habilidoso, que sacó a relucir sus recursos sin apenas oposición. Arnold Barboza Jr no encontró respuestas a esa velocidad y la posibilidad de ser campeón mundial se le escapaba entre los dedos. Buena victoria de Teófimo López por decisión unánime (116-112; 116-112; 118-110) de los jueces.

El segundo plato suculento nos dejó más fríos. Se enfrentaban dos excampeones mundiales, Devin Haney y José Carlos Ramírez. Típico combate donde encontramos dos estilos muy marcados, el que avanza y el que retrocede. En este caso, el que retrocede superó en técnica y velocidad a su rival durante los doce asaltos. ¿Qué por qué nos dejó fríos? Muy fácil. Era tal la diferencia de nivel, que como aficionado esperas algo más del mejor sobre el ring, que proponga algo extra. Pero bueno, fue lo que fué, Haney quería volver con victoria y no arriesgó un solo instante la consecución de la misma. Los jueces dieron un (119-109; 119-109; 118-110) en favor de Devin Haney.

En el plato estrella de la noche neoyorquina, llegaba a la mesa del espectador un plato con un sabor que prometía no dejar indiferente al paladar, lo que no sabíamos, es que iba a ser para mal.
Ryan García y Rolly Romero empezaron con las hostilidades muy pronto, lo que hacía presagiar el combate de la noche. Mucha explosividad en ambos, la tensión se cortaba con un cuchillo. En uno de los cruces, Ryan cayó a la lona, en el segundo asalto, tras un crochet al mentón propinado por Rolly Romero. Ryan se levantó contestando la acometida de Romero, que buscaba acabar el combate. Esa respuesta de Ryan hizo que Romero se calmara. Tanto es así, que al acabar ese segundo asalto, empezábamos a tener menos y menos acción sobre el ring. Ninguno quería cometer un error fatal y se fue convirtiendo en un pleito anodino. Dolía ver qué nos habían ilusionado con los primeros compases y ahora el combate había perdido todo el picante.

Mención especial a la inoperancia de Ryan García. De vez en cuando sacudía a Romero con el crochet de izquierda letal que tiene, pero de la mitad del encuentro hacia delante dejó de lanzar golpes. Algo muy curioso. Unos hablan de la inactividad, otros de que Romero le preocupaba mucho y por eso no lanzaba, y yo me planteé una posible lesión. El caso es que Rolly Romero fue ganando confianza y se iba llevando asaltos con lo mínimo y sin arriesgar.
Al finalizar el combate, a ninguno se le veía particularmente feliz. Los jueces dieron (112-115; 112-115; 119-118) en favor de Rolando «Rolly» Romero, que se llevó a casa el cinturón mundial «regular» de la WBA. Se pueden ver más o menos justas la diferencia en las puntuaciones, pero en el ganador hay unanimidad.
Ryan reconoció la derrota y el buen trabajo de su rival, muy señor.
Esta velada nos deja imágenes para el recuerdo, sobre todo fuera del ring, y nos deja un gran aprendizaje. Puedes reunir a todas las estrellas boxísticas que quieras en un evento, que si ellos no quieren, no hay espectáculo.
Ryan García y Devin Haney han estado bastante sosos. Aunque uno ha ganado y el otro no. Estaré atento a las noticias de sus próximos cruces, sé de sobra que lo que han mostrado esta noche no es lo máximo que pueden dar.
Yo confío.

Carlos Fernández