Se presume una lucha con ferocidad animal. Miles de apasionados gritan en un Wembley a rebosar. No existe mayor aglomeración de estrellas en primera fila. Terence Crawford y Devin Haney charlan antes del inicio de las hostilidades en un ambiente colosal.
En el peso pesado, las previas pueden quedar obsoletas a los cinco segundos de comenzar la lucha.
Anthony Joshua era el de la experiencia, Daniel Dubois el del hambre, todo eso entre comillas. En este deporte, una vez están en el ring, todos tienen hambre de victoria, y en cuestión de experiencia, Dubois tampoco es un novato. Son todo conjeturas antes de un combate. Con esta introducción tendenciosa, se puede vislumbrar el ganador…
Dubois empezó el combate como si hubiese estado años enjaulado. Los mismos años, que pasaron desde que Joshua perdió la confianza ante Andy Ruiz. Qué jodida es la vida y a la vez, qué genuina. Joshua se levantó todas las veces que pudo ante Ruiz, y Dubois dobló rodilla con el ojo dañado ante Joe Joyce, pero el primero solo consiguió perder la confianza en un ring para el resto de los días, en cambio, el segundo logró salvar sano y salvo su ojo y su salud, en busca de presas mayores en un futuro. No es culpa de nadie, la vida avanza mientras vas desenredando la maraña de telas que se presentan, qué tela de araña, despertar cada mañana cargando tus decisiones, tela…
Dubois dañó enseguida a Joshua, lo tuvo «frito» cada minuto del pleito, cayó dos veces. Pero esto es boxeo, joder, me harto de advertirlo, el boxeo y la vida van de la mano, y no porque sean padre e hijo, o hermano mayor y pequeño, sino porque el boxeo forma parte de la vida, es una parte más del cuerpo, algunos días la cabeza, otros las manos, las piernas, etc… Hoy fue un poco de todo.
Joshua en el quinto episodio no era consciente de nada, no sabía cómo había llegado vivo hasta ahí y decidió aprovecharlo, una derecha nítida entró en la «pera» de Daniel Dubois y le hizo retroceder, Joshua decidió repetir el mismo golpe más veces de las debidas, lo que derivó en unas contestaciones al nivel de dicha decisión. El segundo contragolpe de derecha de Dubois mandó a la habitación del sueño a Anthony Joshua, que intentó levantar su cuerpo, pero no pudo con él, daba igual la cuenta, el árbitro debió parar inmediatamente. Joshua había perdido en el quinto asalto, el cuarto combate en su carrera profesional y no había vuelta atrás. Todas sus derrotas han sido con el campeonato mundial en juego, y tal vez por eso, duele ver la forma en la que cae desorientado y fuera de sí, a la lona.
Daniel Dubois, campeón mundial IBF del peso pesado. Un título prestado, pero a la postre ganado. Es lo que hay. Desconozco si será la retirada del boxeo de Joshua, no lo creo. De hecho tiene cláusula de revancha firmada. Personalmente, lo que me importa es que se recupere bien, no tenga problemas y pueda vivir tranquilo.
En la parte ganadora, Dubois ha entrado de lleno en las conversaciones futuras para enfrentar a los dos mejores del mundo, Usyk y Fury.
Ha sido un combate intenso, decantado demasiado pronto, pero que, gracias al susto que le dio Joshua a su rival, se convertirá en un combate muy comentado y aplaudido por la valentía y coraje de ambos. Mención especial a las 96.000 almas que llenaron Wembley.