Anoche, en el Toyota Center de Anaheim, California, Jake Paul volvió a dejar en claro que es el número eligiendo rivales, o bien retirados o luchadores de otras disciplinas. En este caso le tocó al hijo de la leyenda, a Julio César Chávez Jr. No quiero decir con esto que Jake Paul no sepa boxear. Para ser una persona que no viene de este mundo, con cero carrera amateur, la verdad es que lo hace bastante bien.
Pero todos sabemos que el americano, sin su gran patrimonio económico, no lo conocería nadie en el mundo de las dieciséis cuerdas. Es así, no hay que darle más vueltas. De hecho, ni yo estaría escribiendo estas líneas. El hecho es que existe, tiene dinero y ha decidido gastarlo en meterse en el mundo del boxeo. Aunque a medias, con rivales a la carta y fuera de un nivel óptimo. Enfrentar a Nate Díaz o a Mike Tyson no es querer hacer una carrera seria en el boxeo. Es buscar el mejor negocio posible.
Ayer derrotó a Chávez Jr demostrando paciencia e inteligencia. El mexicano decidió no tirar golpes hasta la última parte del combate. Lo que ayudó a Jake Paul a ir ganando asaltos sin hacer locuras. Cuando Chávez apretó las cosas cambiaron, el gesto de Jake no era el mismo, pero fue demasiado tarde. Los jueces dieron una decisión unánime a Jake Paul (97-93, 98-92 y 99-91). Hay poco más que decir de este show. Mis respetos a Julio por intentar superar sus adicciones, si bien en el pesaje su rostro no me dio buena espina, pero la intención de salir del pozo está ahí. Admiración por ello. Y en cuanto a Jake Paul, aunque no me llame la atención su boxeo, seguro que volveremos a escribir sobre él, porque nos seguirá sorprendiendo con la elección de su próximo rival, eso es seguro.

En el resto de la cartelera, Gilberto «Zurdo» Ramírez retuvo sus títulos mundiales (WBO, WBA) del peso crucero ante Yuniel Dorticos por decisión unánime (115-112, 115-112 y 117-110). El cubano empezó muy bien, intentando trabajar y ganar asaltos ante el campeón, pero con el paso de los asaltos el mexicano se fue asentando y logró darle la vuelta al resultado final.

Floyd Schofield, a sus 22 años, deja claro que ya no es una promesa, sino una realidad. Necesitó tan solo un asalto para derrotar a Tevin Farmer, un excampeón mundial.

Most Valuable Promotions continúa mezclando el show con grandes combates y no parece que les vaya mal. Seguiré atento a sus próximos pasos.