La vallisoletana, Isabel Rivero, disputó anoche en el Glaspalast Sindelfingen de Sindelfingen, Alemania, el título mundial WBO del peso mínimo, en posesión de la campeona mundial Sarah Bormann.
En un combate muy táctico, Isabel manejó a su gusto la larga distancia, en la que se veía muy superior. Aun así, era una tarea bastante ardua el valorar los asaltos. La boxeadora alemana caminaba hacia delante, buscando encerrar a la púgil española, que se movía por todo el ring y hacía fallar constantemente a la campeona. Los dos minutos por asalto, la falta de precisión y contracción en el golpeo, por parte de ambas, dificultaba decantar los asaltos, como decía, pero Isabel demostró tener mucho boxeo dentro y mantuvo callado al público local, por momentos, hacía ver a la campeona como una novata.
Sarah Bormann mantuvo la presión durante los diez asaltos y las pocas veces que era capaz de conectar a la española, lo hacía con mayor potencia, así consiguió llevarse algunos asaltos de poca acción, en los que dos o tres golpes decidían el 10-9.
Isabel cerró muy bien el combate, con su juego de pies y jugando con la frustración de la campeona.
Las puntuaciones finales son algo escandalosas, (93-96; 97-93; 99-92), en favor de la campeona alemana, que retiene su título mundial.
No es sano para el boxeo este tipo de decisiones tan abultadas y distintas unas de otras. Es aberrante. El combate podía ser perfectamente un nulo, pero dar tanta ventaja al que boxea en casa, es garantizar, que has viajado para nada, porque ya está premeditado todo.