Gabriela Fundora retuvo ayer sus cuatro coronas mundiales (WBC, WBA, IBF, WBO) del peso mosca, tras derrotar en 7 asaltos a la mexicana Marilyn Badillo Amaya (19-1-1; 3 ko) en el Frontwave Arena de Oceanside, California.
El combate fue un monólogo de la campeona. Manejó la distancia a su antojo y ella decidía cuando había «bronca» o cuando no le interesaba entrar en problemas. Desde el minuto uno lanzó combinaciones de golpes que llegaban de forma clara al rostro de la mexicana. Tampoco se olvidó de trabajar al cuerpo y tras una larga combinación de Fundora, la mexicana hincó la rodilla y dijo «No más» con la mirada al árbitro, que no le quedó más remedio que dictaminar el fin del combate.
A sus 23 años, Gabriela «Sweet Poison» Fundora atraviesa un momento de forma ideal y se postula como una de las grandes opciones a liderar el boxeo femenino en la próxima década.