El mexicano Emanuel Navarrete (40-2-1; 32 KO) ha defendido con éxito su campeonato mundial superpluma, de la Organización Mundial de Boxeo (WBO). En una velada celebrada en el Pechanga Arena de San Diego. El retador, era el filipino Charly Suárez (18-1; 10 KO), que ha dado un gran combate, para muchos, inesperado.
Ha sido una guerra de principio a fin. Navarrete siempre cuenta con una ventaja notable en lo que a alcance se refiere, pero el filipino estaba muy bien preparado, buscando sus oportunidades e intentando contestar, en todo momento, al campeón del mundo.
En el sexto asalto se produjo un corte en el rostro del campeón, provocando una hemorragia y obligando al árbitro a señalar la causa de dicha acción. Edward Collantes vio un cabezazo fortuito, lo que, a la postre, sería definitivo. En caso de haber valorado de distinta forma la causa del corte, si el combate no pudiera continuar, el filipino se alzaría con el título mundial, al ser un corte fruto de uno de sus puños, pero no fue así para el señor Collantes.
En el octavo episodio, el médico valoró dicho corte y dio fin al pleito. Provocando que nos fuéramos a las cartulinas (77-76; 77-76; 78-75), y en ellas, lo que había era una decisión unánime y ajustada para el mexicano.
En las distintas repeticiones de la televisión, se visualiza un volado de izquierda del filipino que aterriza en el rostro del mexicano, y esa misma acción finaliza con un roce o choque de las dos cabezas. Cuando Navarrete levanta el rostro, se ve perfectamente el corte. Lo que no se termina de comprobar al 100%, es si lo produce el puño o la cabeza, y es que ambos estaban en la corta distancia, imposibilitando que se pudiera observar bien. Incluso el árbitro, estando in situ, lo tenía muy difícil.
Decisión polémica, pero entendible. Lo que sí espero, es que haya una revancha. Charly Suárez la ha merecido.