Recuerdo exactamente la primera vez que escuché el nombre de Bruno Macho. Fue de parte de Luismi Via; un amigo en la lejanía, pero que siempre me ha tendido su mano en este mundo del boxeo y me ha mostrado un aprecio descomunal. Algún día hablaremos del mítico programa Boxeo Sport y la vinculación de Luismi con el boxeo, desde hace muchos años.
Pues como decía, Luismi, me contaba, que era manager de un chico muy joven que iba a dar el paso al boxeo profesional y que tenía que echarle un ojo, para ello me pasó unos asaltos de sparring, previos a su debut. Por supuesto, desde ahí le seguí la pista, y no ha parado de crecer y crecer, cuenta ya con un record de 7 victorias y no conoce la derrota, todo ello a sus 22 años.
Hasta ahí, todo perfecto. Pero hoy vengo a hablar de un documental que le ha hecho la plataforma Movistar Plus. El reportaje se llama Informe Movistar: ‘Bruno Macho. Yo tengo un ángel’ y como no puede ser de otra forma, lo tenéis en dicha plataforma.
Ayer por la tarde me dispuse a verlo con mucha curiosidad, ya había escuchado algún adelanto de su historia, pero no sabía hasta qué punto podría emocionarme su visionado. El hecho de que un deportista profesional, a sus 22 años, decida contar públicamente por primera vez, que a sus 3 años de edad sufrió una leucemia y que pasaron más de diez años hasta que tuvo el alta definitiva, eso ya da muestras de que lo que vas a ver en la televisión no te va a dejar indiferente.
Tras su estancia en el hospital, siguió con su vida y practicando deporte, pasó por el fútbol, pero se produjo una lesión de rodilla que hizo que Bruno recalara en el boxeo, ante la incredulidad o negativa de la madre, como se puede ver en este Informe Movistar. Precisamente, el boxeo, un deporte al que no se juega, Bruno escogió la disciplina en la que caerse y levantarse no solo es obligatorio, sino necesario.
Todo el sufrimiento que vivió siendo un niño pequeño y el dolor de su familia, fue manejado con una fuerza excepcional por todos ellos, fundamental, para entender quienes son a día de hoy Bruno y toda su familia.
Lo más emocionante de este documental es la cercanía y pureza que demuestran los protagonistas ante la cámara, te están trasladando lo que han vivido, de corazón, y sin tapujos. Entras en su historia con suma facilidad, lo que ayuda a sentir cada momento que cuentan, como si formaras parte de esa familia, sufres mucho en la primera parte del reportaje, para luego sentir un subidón cuando relatan los combates de boxeo que realiza el cántabro, con todo su pasado viéndose muy lejano, aunque siempre presente.
Es una historia de superación, de esas que suelen salir en las películas, pero en este caso la realidad supera la ficción, porque ni Bruno, ni su familia, hubieran imaginado hace casi 20 años como están las cosas actualmente. Desde Noche de Boxeo les deseo lo mejor y aquí estaré para seguir contando su historia, a la que todavía le quedan muchos pasos, eso seguro.
Es una bofetada de realidad a los que se quejan de nada, y un abrazo íntimo a los que están pasando por algo parecido.