«No se puede tener todo en la vida. Se puede intentar tener». Esa es la primera idea que viaja a mi cabeza cuando me dispongo a charlar de este combate.
«No creo que el resultado haya sido justo en mi opinión. Creo que Bivol ganó por dos rounds, los dos peleadores son mis hermanos, pero creo que Bivol ganó dos rounds más. No sé por qué el resultado fue así. Yo me enfocaré en intentar hacer la revancha», dijo Turki Alalshikh tras el combate de Bivol y Beterbiev.
Nunca fue fácil reunir en un ring a los dos mejores boxeadores de una categoría de peso. O bien el dinero, o bien el ego, o los promotores de alguno de ellos, todo suele frenar las aspiraciones del público deseoso de ver este tipo de encuentros. Ahora, ha llegado un tipo como Turki, que lejos de promover a ciertos boxeadores y cuidarlos, su objetivo, aparte de mejorar la marca «Arabia Saudí«, es buscar los mejores combates posibles, los que toda persona aficionada al noble arte sueña con ver. Empecé diciendo, que no se puede tener todo en la vida, y los jueces, al terminar al pleito, me dieron la razón, o al menos uno de ellos.
El combate, como esperábamos, derroche de calidad técnica de parte de Bivol. El primer tercio de combate lo maneja a su antojo. Trabajando en combinación con una velocidad insultante y su habitual juego de piernas, ayudando a tener un control de la distancia preciso y beneficioso para sus intereses.
En cambio, Artur Beterbiev fue de menos a más, como si necesitase irse calentando conforme avanzaban los asaltos. La presión tenía que crecer, no podía «boxearle» a Bivol, podría boxear a cualquiera (Artur fue un excelente amateur) pero Bivol en lo suyo, es el mejor. Y eso hizo, aumentar el ritmo de golpes y cerrarle los espacios lo máximo posible. Muchos golpes aterrizaban en la guardia de Dmitry Bivol, pero pasado el ecuador del combate, Bivol ya no estaba tan cómodo, tenía una alerta extra encendida, aunque estaba avisado, el historial de Artur no engaña a nadie.
Cuando el combate agonizaba, Bivol intentaba no agonizar con el combate. Seguía mostrando destellos de su clase, cuando sacaba sus manos, casi siempre impactaban en la anatomía de Beterbiev, es cierto que esas combinaciones no eran tan asiduas como en el principio de la pelea, pero era normal, la presión de Beterbiev era incesante. Su esquina le dijo que tenía que ir a noquear a Bivol, pensaban que en puntuación se le escapaba el combate, eso se lo dijeron justo antes de salir al asalto número 11.
¿Tiró los tres últimos asaltos Bivol? Posiblemente, aunque Beterbiev y su ímpetu, con golpes de una dureza inhumana, tenían bastante la culpa. Pero Bivol, creo que tenía confianza en el combate que había hecho, si no, hubiese jugado a la ruleta rusa esos asaltos, pero no lo hizo, aunque de saber las puntuaciones que llevaban los jueces, seguro lo hubiese hecho. Y esos últimos asaltos no los tiró del todo, al menos para mí ganó el décimo. Bivol sobrevivió al asedio.
Sonó la campana del final del combate y ambos fueron a sus esquinas. El único que levantó los brazos en señal de victoria fue Dmitri Bivol. No suele ser algo clave, porque muchos lo hacen, pero en el caso de Bivol si me llama la atención, es alguien muy frío en el ring y estaba contento por el desempeño.
115-113 y 116-112 114-114
Ganador: Artur Beterbiev por Decisión mayoritaria. Unifica el peso semipesado. El único campeón de la categoría (79.300 kg)
Muy bestial la puntuación del medio, ese juez vio ganando 8 asaltos a Beterbiev y 4 a Bivol, muy llamativo. Yo me quedo con el gran combate que vimos. Se enfrentaron los mejores entre ellos y cada uno tuvo que sacar de dentro lo máximo que poseía para llevarse la victoria. Estos combates hacen afición y hacen mejorar a los boxeadores. Cuando tienes enfrente a alguien tan bueno, tu cuerpo y mente tienen que superarse para llegar a la excelencia. ¿Dónde hay que firmar la revancha?
En Riad pudieron disfrutar este gran evento, espero que Turki Alalshikh, como hizo con el combate de Joshua y Dubois, siga llevando al viejo continente grandes combates.
Las polémicas en los resultados, son una constante en grandes combates igualados. No se puede tener todo… se puede intentar tener.