Anas Messaoudi no viajó a Málaga como comparsa. Desde el primer tañido de la campana nos dimos cuenta de ello. El belga no entraba en ninguna provocación del malagueño. Samuel intentaba poner el cebo para aprovechar su velocidad de contragolpe, pero Messaoudi se encontraba impertérrito ante esa situación y se limitaba a plantar su pesado jab sobre el rostro de «La esencia».
Miles de espectadores abarrotaban las gradas y la arena de la Plaza de Toros de La Malagueta. El horario previsto para el combate principal se sobrepasó al menos una hora y media. Ahí estuvimos esperando, unos frente a la pantalla y otros en el recinto. La importancia del combate lo ameritaba.
El plan inicial de Samuel lo tuvo que ir poco a poco modificando, no podía estar a la expectativa todo el rato esperando a que el belga se expusiera. Porque estaba perdiendo asaltos sin apenas intentarlo. Mucho respeto entre ambos.
Aquí es cuando Messaoudi necesitó subir una marcha más para asegurar un título tan importante. El cambio de ritmo y presión ofrecido por el campeón implicaba que el aspirante fuera algo más ambicioso para seguir llevándose los asaltos que estaba ganado previamente por la mínima, pero no tuvo esa capacidad, o al menos no la demostró.
Todo ello hizo que llegaran muy igualadas las cartulinas no oficiales de cualquier espectador en los asaltos de campeonato. Se decidiría por detalles ínfimos. Al terminar el pleito, los jueces vieron un combate nulo (114-115, 114-114, 114-114), de hecho, hubo un juez que vio ganador al aspirante. Igualdad máxima.
Samuel Molina retiene su campeonato de Europa del peso welter. Veremos que depara el futuro, antes de este combate Samuel ocupaba el puesto 10 en el Consejo Mundial de Boxeo (WBC). Messaoudi ha servido para medir el nivel actual y para que el malagueñi siga cogiendo experiencia.
Enhorabuena a Samuel y a su equipo.
Carlos Fernández
(114-115, 114-114, 114-114),