Ciudad Real respira boxeo en una noche para el recuerdo

Una noche para el recuerdo en el boxeo ciudadrealeño

Noche de Boxeo
By Noche de Boxeo 9 Min Read

Detrás de una velada de boxeo hay decenas de personas trabajando durante meses para ofrecer al público, los boxeadores y a los equipos técnicos el mejor de los tratos posibles.

Es muy duro, muy sacrificado, pero cuando todo termina, la satisfacción es directamente proporcional al esfuerzo entregado.

El Auditorio la Granja horas antes del comienzo de la velada

La noche del 12 de julio de 2025 la recordaré mientras viva y dejaré en estas líneas el testimonio escrito para que no se pierda cuando yo me vaya de este mundo lo que sentí esa noche.

Llega la hora de la verdad. El público empieza a entrar al Auditorio La Granja y nadie quiere que las cosas salgan mal después de tanto tiempo preparando cada mínimo detalle. Los nervios son comprensibles. Un par de asaltos de manoplas con nuestros pequeños dan comienzo a todo. Las exhibiciones le siguen. Me toca subir al ring  y ser el tercer hombre en cuestión. No es la primera vez, pero sí en mi ciudad. Miro a todos lados y veo el recinto a rebosar de gente; unos me saludan previo a los combates, cuando me ven ahí subido. El orgullo es grande. Durante los combates no pierdo atención a lo que ocurre, intentando que no cometan ilegalidades y respeten el noble arte de la mejor forma posible. Todos los allí presentes tienen la mirada puesta en lo que acontece dentro de las dieciséis cuerdas y eso genera una responsabilidad en los que estamos ahí arriba.

Hubo un momento en que me giré, mientras Jesús y Michel Limardo estaban esperando el comienzo del próximo asalto y vi el letrero de esta web en la pantalla gigante enfrente mía y cuando volví a mirar a las esquinas me di cuenta de que era yo el responsable de dar la orden de inicio del asalto, ese mismo instante ha sido de las pocas veces en mi vida que me he sentido en paz conmigo mismo por lograr estar ahí a través de mi pasión por algo. Las palabras no son suficientes.

Jesús y Michel en acción

Cuando el ritmo vertiginoso de los combates oficiales empezó, yo andaba de un lado para otro colaborando en lo que pudiera dentro de los vestuarios, saludando a todo el mundo en las gradas, comentando aspectos del evento, saliendo al ring con algunos boxeadores, sintiendo la tensión previa, en fin, viviendo el boxeo desde dentro en toda su esencia. También contrariado por alguna decisión de los jueces, como en el caso de Diana, y celebrando la victoria de Nathalia en un combate muy igualado. Cuando terminé mi labor de hablar con los entrenadores tras un pequeño cambio en los planes iniciales de la hora del descanso. Ya todo estaba encauzado y podía sentarme de verdad a disfrutar de los combates. Sin perder detalle alguno.

Aquí es cuando vivimos algo muy desagradable, unos segundos de auténtico drama en los que se me paró el corazón. Horas antes, trabajando mano a mano con mi gran amigo Ángel Turrillo, él decidió que yo, en representación de esta revista digital, subiría a dar uno de los trofeos. Cual fue mi alegría, que decidimos que subiría a entregar copa y medalla en el combate de mi compañero y amigo Alex Aguirre. Pues la vida, a veces, o casi siempre, golpea duramente a los mejores seres humanos, la vida no entiende de justicia. Es así. Un cruce de golpes terminó con todo. Lo más importante es que el protagonista está bien de salud y, con el espíritu y corazón que tiene en unas semanas, ya lo recordará como una anécdota, dura, pero anécdota. Igual que recordaré yo cuando subí al ring a entregarle la copa al rival que nos paralizó el corazón.

La gran noche del boxeo en Ciudad Real continuó con el ambiente del inicio, no se iba ni una mosca del Auditorio. La temperatura era idónea y el equipo Rayfer tenía que sobreponerse al disgusto anterior. Y vaya si lo hicieron. Todo victorias. Unos tiraron de recursos más técnicos y otros más de raza y corazón, pero todos tuvieron el mérito de salir al cuadrilátero sin ningún complejo a hacer disfrutar a nuestra afición y no dejar lugar a la duda en los jueces. Hablo de Juan Córdoba, Stefan Nicoara y Omar Ezzaboutii. Aunque no podía saltar a celebrar al encontrarme en la mesa federativa aprendiendo del maestro Carlos Utrilla, cuando acababan los combates me levantaba uno a uno a darles un abrazo y a estallar de felicidad después de tantos meses de duro esfuerzo y dedicación. Pasad por un gimnasio día a día y os daréis cuenta de lo que digo.

El árbitro Paco Ávila levanta la mano de Stefan Nicoara en su           debut

Dentro de esa vorágine de alegría y preocupación a partes iguales, llegó el mejor combate de la noche. Ramiro Ochoa (La casa del boxeo, Arganda del Rey) ante Anuar Atouf (Swing Boxing Parla). Derroche de técnica, velocidad, reacción y anticipación de ambos. Anuar estuvo un poco más acertado, pero Ramiro apretaba cada vez más, haciendo que Anuar se viese obligado a estar mejor y no se durmiera en los laureles. El público se dio cuenta muy pronto del nivel de combate que estaba viendo. No hacía falta ser un experto. Los jueces vieron ganador al de Parla. Honor a los dos.

En el combate que cerraba la noche, Fernando Moreno ganó por decisión dividida a Cristofer Álvarez, del Gimnasio Formas de Albacete. Este combate, a priori, contaba con un favorito claro, y es que Fernando Moreno tiene mucha experiencia en los deportes de contacto, llegando incluso a cosechar victorias fuera de nuestras fronteras. Aquí es donde apareció un joven boxeador que le puso las cosas muy difíciles y que pudo haberse llevado la victoria perfectamente. Yo sentía el peligro en cada acción. Fernando, poco a poco, se empezó a dar cuenta de a quién tenía delante. El trabajo en combinación venía de parte de Cristofer, que conforme avanzaban los minutos ya no se sentía tan impresionado por su rival y buscó la victoria sin complejos. Gran combate para cerrar un evento único en mi tierra.

De la locura previa y el esfuerzo durante todo el evento, a la paz interior y las charlas en un pequeño almacén del recinto evaluando y celebrando que todo salió adelante. Es una de las cosas que me llevo para toda la vida. Hace muchos años entré por primera vez en la Escuela de Boxeo Rayfer sin conocer a nadie y el sábado 12 de julio a las 4 de la mañana estaba brindando con mis entrenadores y dueños del Club después de la organización de una velada de boxeo en Ciudad Real. Nunca sabes los sueños que vas a cumplir hasta que no dedicas horas y horas a algo.

 

Ciudad Real respiró boxeo en una noche única.

 

Carlos Fernández Gómez

Crónica dedicada a Jesús Manuel Silva, Rafael de La Cruz, Ángel Turrillo, Ramón Cabezas, Héctor Reina y a todos los boxeadores de competición del RAYFER, en especial a Alex Aguirre.

 

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